La Organización Mundial de la Salud que tiene catalogada la “Enfermedad Alcohólica” desde 1.949, ha sustituido el término alcoholismo por el de Síndrome de Dependencia del Alcohol, y lo define como:
Un trastorno crónico de la conducta que se manifiesta por repetidas ingestas de alcohol excesivas, respecto a las normas dietéticas y sociales de la comunidad y por acabar interfiriendo en la salud o en las funciones económicas, familiares y sociales del bebedor.
El alcoholismo es una adicción y por tanto una enfermedad crónica y progresiva que suele tener unos efectos destructivos en la vida de las personas que la padecen.
El beber alcohol se convierte para estas personas en una necesidad y en una conducta perjudicial que no pueden detener pese a sus consecuencias adversas.